El más moderno y 'estético' de los laberintos y de los nudos no es aquél en el cual prevalece el placer de la solución, sino aquél en el cual domina el gusto del extravío y el misterio del enigma. Algo así como quería Borges: "La solución del misterio es siempre inferior al misterio mismo. El misterio tiene que ver incluso con lo divino. La solución, con un truco de prestidigitador".
No hay un enigma tan divertido como aquél del cual se hace una hipótesis de solución pero del que la solución misma no llega nunca. Los 'prestidigitadores' Edipo, Teseo y Perseo no son demasiado simpáticos para le mente neobarroca. Gusta más el riesgo intelectual que los precede.
Omar Calabrese, La era neobarroca, 157
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